El Parlamento Vasco comenzará a tramitar esta semana la ley de abusos policiales en un clima de presión en contra de la norma por parte de los sindicatos de las fuerzas de seguridad estatales, y también con el rechazo de la principal central de la Ertzaintza, ErNE. La Cámara de Gasteiz votará pasado mañana la toma en consideración de la reforma que pactaron los gobiernos vasco y español, unas modificaciones que sirvieron de percha al presidente Sánchez para retirar del Tribunal Constitucional el recurso que había interpuesto Rajoy. No obstante, una plataforma que presiona sobre todo a Sánchez para que recule y que está liderada por sindicatos policiales como el SUP quiere reactivar el conflicto judicial. Tan solo un día antes de la votación parlamentaria del jueves, mañana mismo se van a concentrar ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco en una protesta en la que no participa oficialmente ErNE, aunque el sindicato sí va a trasladar su apoyo y se personará su secretario general, Roberto Seijo. La protesta coincide con la apertura del año judicial y está pensada para cruzarse con Urkullu.
El Gobierno vasco va notar en el cogote el aliento del principal sindicato de la Ertzaintza, una central con quien las relaciones son siempre complicadas por su enfrentamiento con la consejería de Estefanía Beltrán de Heredia, y que ahora no oculta sus "dudas" sobre la ley, aunque marca ciertas distancias con la plataforma que lidera las protestas. El secretario general de ErNE, Roberto Seijo, explica en declaraciones a DEJA que su central no va a participar en la concentración porque se han introducido otros debates y cuestiones que no comparte, pero sí va a respaldar la protesta porque la ley que busca reparar los abusos policiales sufridos entre 1978 y 1999 les genera "muchas dudas". Seijo argumenta, además, que la asociación de ertzainas víctimas de la violencia, Aserfavite, va a estar en la protesta, y su sindicato debe respaldarla. Su principal queja es que al Gobierno vasco, a su juicio, le ha faltado "empatía" por no negociar la ley con los agentes policiales, aunque también tiene dudas de fondo sobre las garantías judiciales y la imagen de las fuerzas de seguridad.
El responsable de ErNE encuadra sus críticas a la ley en cuestiones de forma, pero también de fondo. Por un lado, asegura que se puede "poner en entredicho la actuación de algunos miembros de la Ertzaintza, que es víctima y ahora se quiere que sea verdugo'. Por otro lado, asegura que la norma no ha sido negociada con la Policía vasca, cuando "se podría haber llegado a un acuerdo". De ahí le surge el temor a que la ley pueda arrojar la sombra de la sospecha sobre los agentes vascos en asuntos no juzgados.
Dice que la principal preocupación radica en las consecuencias de la norma. "El problema está en que los policías, y la Ertzaintza en particular, hemos sufrido las consecuencias del terrorismo y nos sentimos abandonados por el Gobierno vasco, que quiere pasar página del sufrimiento. Se van a poner en entredicho actuaciones de algunos miembros de la Ertzaintza, que es víctima y quieren que sea verdugo', dice. Seijo aclara que el apoyo a la protesta es puntual.
Las modificaciones pactadas entre los gobiernos de Urkullu y Sánchez dejan claro que la ley, que fue aprobada en origen en 2016, se va a centrar en reparar a las víctimas y no va a suplantar a los tribunales ni señalar culpables, y también se refuerza el derecho al honor de las fuerzas de seguridad. A cambio, el presidente español, Pedro Sánchez, retiró el recurso que interpuso Rajoy ante el Constitucional. PNV y PSE han llevado la reforma al Parlamento Vasco para que se tramite por el procedimiento de urgencia y el Constitucional acuerde cuanto antes el archivo de la causa. La abstención de EH Bildu, suficiente para aprobar los cambios, está garantizada. El jueves únicamente se decidirá la admisión a trámite. Después arrancará el plazo de enmiendas, que dura quince días y ahora se acortará a la mitad, aunque no se descarta que el PP plantee aplazamientos. El PP, con sus escaños en Madrid, está facultado para presentar otro recurso en el Constitucional. Los sindicatos policiales, por el contrario, solo pueden recurrir a la justicia ordinaria, como ha hecho el SUP ante el superior vasco.