Desde hace mes y medio, el sindicato ErNE viene denunciando en los medios de comunicación, tras haberlo hecho en los órganos pertinentes, la situación que se está produciendo dentro de los centros de trabajo de la Policía vasca (Ertzaintza, Miñones y Policías locales) cuando, como consecuencia de una actuación o por la actividad diaria, algún agente resulta contagiado de la COVID-19. En esos casos, tanto el Departamento de Seguridad como las administraciones locales evitan o se niegan directamente a la realización de PCRs al resto de compañeros que han estado en contacto con el positivo, aduciendo que para ser infectado se debe de estar en contacto íntimo al menos durante quince minutos con el positivo.
Sin embargo, si algo estamos aprendiendo de esta pandemia es que no hay dos opiniones iguales entre los muchos especialistas que existen. A diario vemos cómo en cada país se actúa de forma diferente y se establecen normas distintas para tratar de evitar la propagación, lo que nos lleva al convencimiento de que se debe de actuar con los agentes de Policía igual que con el resto de la población: cada vez que se produce un caso positivo, se debe realizar un cribado general de todas las personas que han estado en contacto directo y aislarlas hasta el resultado de la prueba PCR.
En el mes de marzo, al poco de iniciarse la pandemia, ErNE y la Administración llegaron a unos acuerdos mínimos para prevenir su propagación: se activaron medidas de entradas y salidas, se activó un ‘catering’ de comida y se potenciaron las medidas de limpieza, tanto en vehículos como en instalaciones. A pesar de todo, desde ErNE considerábamos que eran insuficientes y que se debían, además, establecer grupos estancos para evitar el confinamiento de todos los integrantes de un centro de trabajo, cuando se produjese un positivo.
Más tarde, durante la fase de “desescalada”, se fueron relajando por parte de la Administración vasca estas medidas y a uno de septiembre, vemos que en la práctica son ya inexistentes y que nadie asume sus responsabilidades.
Por otra parte, en el Departamento de Prevención y Seguridad Laboral se activó un protocolo de actuación que desde ErNE hemos denunciado por insuficiente. Es cierto que el personal sanitario, con médicos y enfermeros en cabeza, han realizado una labor excelente, pero el Departamento de Prevención, lejos de ofrecer soluciones, descarga toda la responsabilidad en Osakidetza, que, como bien sabemos, se encuentra en estos momentos cercana al punto de saturación con la carga de trabajo que reciben de la población en general.
Y así se llega a la situación actual en la Ertzain-etxea de Vitoria-Gasteiz y al último caso denunciado, que es una buena muestra de lo que podría suceder en otros centros policiales. Primero se produjeron dos contagios en un grupo de trabajo y hoy, quince días después, vemos que son trece positivos y treinta y dos aislados, sin que se descarte que estas cifras aumenten en los próximos días.
Como agentes de la Policía Vasca no tememos enfrentarnos a la pandemia; sabemos que es algo contra lo que también nos toca luchar y no lo vamos a rehuir. Pero al igual que el resto de los profesionales que están en contacto de forma directa con la enfermedad, queremos contar con medidas suficientes para hacer nuestra labor de forma segura y ayudar en la medida de nuestras posibilidades a superar esta crisis sanitaria.
Los agentes de Policía somos susceptibles de contraer la enfermedad como cualquier otra persona, pero en nuestro trabajo no podemos ser sustituidos con agentes eventuales lo que en definitiva se traduce en una disminución de nuestra eficacia en el control de la delincuencia y la prevención del delito.
Por ello, y ante el más que probable aumento de los casos y endurecimiento de las medidas sanitarias, ErNE vuelve a ofrecer su colaboración para poner en práctica medidas laborales que eviten una reducción masiva del número de agentes en activo. El servicio que la Policía vasca presta a la ciudadanía es tan esencial en estos momentos, como lo es la educación o la sanidad y así es como debe ser entendido por los responsables del Gobierno vasco.
Roberto Seijo
Secretario General de ErNE