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Los vándalos destrozan el centro de Bilbao ante la pasividad de la Ertzaintza

04/03/2014

Grupos organizados de encapuchados se infiltraron en las manifestaciones para llevar el caos a la capital vizcaína

El mayor dispositivo de seguridad que se recuerda en Euskadi –más de 1.000 policías– no fue suficiente para frenar a los grupos organizados de vándalos que durante toda la jornada de ayer se dedicaron a sembrar el caos en Bilbao para protestar contra la cumbre económica del Guggenheim. Los principales disturbios se localizaron en la Gran Vía –por la mañana– y en el Casco Viejo, dos emblemáticas zonas de la capital vizcaína donde se vivieron escenas que recordaban a un campo de batalla. Los radicales causaron graves destrozos en comercios, bancos y establecimientos hosteleros. Ni el mobiliario urbano –marquesinas, bancos, contenedores e incluso árboles– se libró de la violencia de unos «200 encapuchados» que emplearon todo tipo de objetos en sus ataques: piedras, tapas de alcantarilla, barras de hierro, petardos-tuerca, cócteles molotov... A última hora de ayer, siete personas habían sido detenidas, una fue imputada, otras 50 identificadas y 3 ertzainas resultaron heridos en unos altercados que indignaron a los testigos de los sucesos, muy críticos con la «pasividad de la Ertzaintza».


Los comerciantes denunciaron que los radicales, camuflados en la manifestación convocada por la plataforma Gune, de la que forman parte ELA y LAB, destrozaron los gruesos escaparates de sus negocios y fueron incendiando los contenedores con «impunidad, sin que nadie interviniese». Lo hicieron desde la Plaza Circular hasta el Sagrado Corazón, en decenas de establecimientos separados por prácticamente kilómetro y medio. Entre el Corte Inglés y la Plaza Moyua apenas se podían dar dos pasos sin encontrarse con pintadas y nuevos destrozos. La manifestación, en la que participaron unas 2.000 personas, fue escoltada básicamente por la Policía Municipal. Según diversas fuentes, la «pasividad» que se denuncia también en el seno de la Policía vasca se puede explicar, en gran parte, porque los antidisturbios de la Ertzaintza «tenían la orden de no dejarse ver» –sólo alguna unidad permaneció apostada en el recorrido– durante una marcha que los convocantes dieron por concluida ante la gravedad de los incidentes. Según los mismos medios, los ertzainas de la Brigada Móvil «tenían la orden» de no utilizar material antidisturbios «sin autorización previa de la mesa de crisis». Estas mismas restricciones se hicieron extensibles a los disparos sin proyectil que se realizan a modo disuasorio. «Hemos estado atados de manos», recalcó ayer un agente.


El sindicato Erne, mayoritario en la Policía vasca, no dudó en exigir el «cese inmediato» del director de la Ertzaintza, Gervasio Gabirondo, por un dispositivo policial «mal organizado» en el que, a su juicio, primaron los «intereses políticos sobre la seguridad de los ciudadanos y de los propios ertzainas». «Se ha limitado la actuación de los compañeros para trasladar una determinada imagen. A nadie le puede entrar en la cabeza que los radicales anduviesen a sus anchas por la Gran Vía», censuraron desde Erne. Gorka Monedero, portavoz del Sindicato Vasco de Policía y Emergencias (SVPE), representado en la Policía Municipal, aseguró que lo ocurrido ayer fue «vergonzoso» y que evidenció que las previsiones de seguridad se quedaron «cortas». «Se les ha ido de las manos», aseguró Monedero, que denunció también la «falta de apoyo» de los políticos hacia las fuerzas de seguridad, informa Ainhoa de las Heras.


«Escudo humano»


Cuestionado por las acusaciones de pasividad lanzadas desde diversos frentes, el Departamento de Seguridad insistió en que el dispositivo organizado en torno al foro económico, en el que participaron todos los cuerpos policiales, trató de «garantizar el normal transcurso de la cumbre», el «desarrollo de las manifestaciones de protesta» y la seguridad de los vecinos de Bilbao. Más tarde, la consejería emitió un comunicado para «censurar» la actuación de los «grupos vandálicos» que utilizaron como «escudo humano» la manifestación convocada por la mañana. «Una vez más hemos podido constatar lo que viene siendo habitual» en este tipo de cumbres económicas, aseguró la consejera Estefanía Beltrán de Heredia en la nota de prensa. «Para determinados grupos se convierten en escenario de vandalismo y violencia indiscriminada. Una manera de torpedear las expresiones legítimas de protesta social», añadió la responsable del Ejecutivo autonómico.


Lo cierto es que el despliegue de seguridad se desarrolló de forma desigual. Mientras que el escenario donde se reunieron las autoridades económicas mundiales –el Museo Guggenheim– quedó blindado mediante un férreo perímetro compuesto por la Ertzaintza y la Policía Nacional, las tareas de seguridad ciudadana resultaron más difíciles de gestionar. De hecho, las protestas se dirigieron a diversos puntos del centro de la ciudad. En el Palacio Euskalduna –donde los radicales rompieron cinco puertas–, tras los graves destrozos de la Gran Vía, la Ertzaintza advirtió que sólo permitiría continuar la manifestación si se desarrollaba de forma pacífica. Muchos individuos respondieron lanzando piedras a los policías.


La tensión se mascaba en el ambiente y la protesta, más desordenada, se trasladó hasta la Plaza Euskadi, a pocos metros del Guggenheim. Allí se produjeron nuevos forcejeos y apedreamientos, y algunos ertzainas lanzaron salvas con las nuevas escopetas de pelotas de goma para dispersar a los radicales. Un policía recibió un fuerte impacto de una piedra que obligó a trasladarlo a un centro hospitalario. Dos trabajadores de EiTB también fueron agredidos por filmar los destrozos en una marquesina.


A la una del mediodía llegó la calma a esa parte del centro de Bilbao, donde sólo quedaban un grupo de personas afectadas por las aportaciones financieras de Fagor y de Eroski. Pero sobre las cinco de la tarde la violencia resurgió con fuerza en el Casco Viejo, donde varios grupos de cuatro y cinco encapuchados incendiaron contenedores y atacaron comercios. La Brigada Móvil se desplegó otra vez por la zona y cortó varias calles. Los disturbios obligaron a buena parte de los comercios a cerrar sus establecimientos. A primera hora de la noche, también se produjeron destrozos en la zona de Solokoetxe e Iturribide.


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