Más de la mitad de la plantilla se estrenó ayer en sus nuevas funciones tras un concurso de traslados que eleva al 89% las plazas «en propiedad»

Más de la mitad de la plantilla de la Ertzaintza, compuesta en la actualidad por uno 7.300 efectivos, cambió ayer de destino. En concreto, 3.803 agentes empezaron a trabajar en sus nuevas comisarías o en funciones policiales distintas a las que desarrollaban anteriormente. De esta cifra, 2.620 ocupan plazas en propiedad, mientras que el resto –1.183– ejercen su labor en comisión de servicios. Es decir, en principio de forma temporal. Fuentes del Departamento vasco de Seguridad destacaron, en todo caso, que con esta reorganización el 89% de los funcionarios policiales tiene ya «plaza en propiedad».

Estas son las grandes cifras que deja el concurso de traslados de la Ertzaintza que se materializó ayer después de meses de preparación y de negociación con los representantes sindicales. Se trata de la principal reestructuración interna realizada en la Policía vasca en los últimos cinco años. Básicamente, de lo que se trata es de ofertar las plazas policiales que han quedado libres, ya sean por jubilaciones o por cambios en el organigrama, tal y como sucede cuando se deciden aumentar los miembros de una unidad para reforzar un servicio.

Los ertzainas pueden optar a todas las plazas vacantes siempre y cuando cumplan los requisitos que se piden en cada una de ellas. En la práctica, los despliegues generales, además de reducir los puestos en comisión de servicios, suelen servir para cumplir con una de las viejas reivindicaciones de los sindicatos; esto es, que cada vez un mayor número de ertzainas puedan trabajar en comisarías cercanas a sus domicilios. Un objetivo tradicionalmente condicionado por la mayor presencia de agentes vizcaínos respecto a los alaveses y guipuzcoanos, y en el que la antigüedad juega un papel importante a la hora de acceder a los distintos puestos.

Problemas en investigación

En este concurso de traslados, de hecho, se ha producido un «cierto desequilibrio» por falta de personal en algunas unidades de Gipuzkoa respecto a otros territorios. Desde el sindicato ErNE subrayaron que los concursos de traslados permiten conseguir muchos objetivos, pero insistieron en que existe un «grave problema» organizativo por la «falta de efectivos en general». Y, de forma paralela, por la «carencia de mandos y la ausencia de cursos de especialización» en muchos centros.

Este despliegue, además, ha puesto de relieve dos problemas internos que arrastra la Ertzaintza en los últimos años: el malestar que se ha extendido entre los agentes de investigación de guardia, los funcionarios que se dedican a recoger denuncias y elaborar atestados. Y entre una gran parte de los miembros de la Policía Científica que no se sienten valorados.

En estas unidades se han producido casos llamativos. Por ejemplo, el 80% de la unidad de investigación de guardia de Bilbao ha pedido el cambio de comisaría o de destino. Lo ha hecho por la «saturación» de trabajo que sufren estos grupos, según explican fuentes internas, desde que se redujo su número de componentes para reforzar las unidades de investigación que trabajan sobre el terreno. En el caso de Bilbao también ha influido la entrada en funcionamiento del centro único de detención.

También destaca lo ocurrido en las unidades de Genética y de Documentoscopia, donde se han marchado la mayoría de los especialistas que llevaban años trabajando, y que han sido sustituidos, en muchos casos, por ertzainas que no tienen la titulación necesaria o precisan de cursos de formación antes de poder empezar a trabajar. En el caso de Genética, la unidad arrastra ya un retraso de unos 25.000 informes de delitos pendientes de analizar. En su despedida, algunos de los técnicos recordaron al jefe de unidad que en 2015 el retraso era sólo de 400 expedientes y que con estos cambios se producirá un «colapso» aún mayor. Las fuentes consultadas también prevén un problema similar en Documentoscopia, aunque desde el Departamento de Seguridad insisten en que se trata de una situación «coyuntural, transitoria y de adaptación» y que se podrá solucionar a corto plazo.