La Ertzaintza llegó a su particular techo demográfico en diciembre de 2011. Desde entonces no ha hecho más que perder ertzainas. Un ejercicio tras otro, como un goteo imparable, a pesar de las cinco OPE que se han convocado desde 2014.
La principal razón se encuentra en las jubilaciones de los agentes de las primeras promociones. En la actualidad, la Ertzaintza apenas cuenta con 7.200 componentes. El problema es que la cascada de retiradas no ha hecho más que empezar. Y lo más grave es que existen serias dudas de que la academia de Arkaute tenga capacidad para hacer frente al aluvión de bajas que se avecinan en los próximos seis años.
El torrente de jubilaciones se ha mantenido relativamente sostenido en los últimos años. Entre 2012 y 2017 colgaron la placa 655 ertzainas. El proceso se ha acelerado entre 2018 y este año, cuando se han retirado ,o están a punto de hacerlo, 576 agentes.
En los próximos seis años están previstas las jubilaciones de otros 2.700 agentes. En 2020, por ejemplo, se marcharán 416 funcionarios. El pico más alto se alcanzará en 2024, con 481. A estas cifras hay que añadir, además, las más de 50 bajas anuales que se producen por fallecimientos, incapacidades laborales y renuncias voluntarias. Es decir, hablamos de perder prácticamente el 40% de la plantilla, 3.000 agentes, en algo más de un lustro. Es previsible, en definitiva, que el próximo año la Ertzaintza pueda situarse, por primera vez en mucho tiempo, por debajo de los 7.000 efectivos.
En estas circunstancias surgen una serie de interrogantes. ¿Cómo se ha llegado a este punto?. Una de las principales razones se encuentra en los tres años (de 2011 a 2013) que no se convocaron nuevas OPE. Era un momento importante, ya que la Ertzaintza rondaba los 8.000 efectivos. Pero la plantilla ya presentaba signos de envejecimiento, con 48,5 años de edad media. En un contexto de recortes presupuestarios generalizados por la crisis, el Gobierno vasco (primero dirigido por el PSE y después por el PNV) justificó esta medida asegurando que la Policía autonómica tenía suficientes efectivos para cumplir con sus competencias como Policía integral. También influyó en este retraso el conflicto con el Ejecutivo central por las tasas de reposición de funcionarios.
El sindicato ErNE, por su parte, considera que el futuro de la Ertzaintza se encuentra en un momento muy delicado. Ahora mismo, a su juicio, es necesario tomar diferentes medidas para tratar de garantizar el relevo generacional. Por ejemplo, apuestan por acortar los tiempos de espera entre promoción y promoción, revisar los niveles de exigencia para el acceso y compensar económica y laboralmente a los agentes. Se trata de algo importante ,insisten desde ErNE, para hacer que muchos aspirantes no tengan a las policías locales o los bomberos como primera opción.